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Donde me rompiste, florecí

Publicado por Soy Zid el 8/4/2025

Donde me rompiste, florecí

"Hoy escribo desde un lugar que jamás crei habitar: el de la gratitud, la ternura y el amor propio.

No siempre fui así, durante años creo que solo merecía el dolor y el sufrimientos. Hubo un tiempo en que mi cuerpo era un campo de batalla, y mi alma un susurro ahogado por el dolor. Fui herida en lo más profundo por alguien que quiso arrebatarme no solo mi inocencia, sino mi derecho a sentirme viva.

Durante años, su voz vivía en mi mente, como un eco disonante que me repetía que no servía, que no valía, que estaba rota. Y por mucho tiempo… le creí.

Amarme fue una guerra. No contra el mundo, sino contra todo lo que me hicieron creer sobre mí. Aprender a mirarme sin odio, a tocarme sin rechazo, a habitar mi cuerpo sin miedo… fue un proceso tan lento como valiente. Me tomó años entender que no estaba rota, estaba floreciendo. Que lo que parecía ruina, era semilla.

Mi mayor renacimiento surge de las manos de mi madre, nuestra relación había sido compleja, tejida de silencios, culpas y heridas no dichas. Pero en mi proceso de sanación, ella estuvo. Y estuvo de verdad. Me acompañó como solo una madre puede hacerlo: con el alma. Cuando su cuerpo ya comenzaba a apagarse, su luz se volvió más intensa. Me regaló palabras que esperé toda la vida. Me creyó. Me abrazó. Me pidió perdón sin decirlo, y me amó sin condiciones. A través de ella, comprendí que sanar también es reconciliarse con lo femenino, con el linaje, con la raíz.

Fue mi madre, justo cuando se despedía de esta vida, quien me ayudó a volver a la mía. Me dio permiso para florecer. Y lo hice.

Hoy miro atrás y ya no me duele como antes. Agradezco estar viva, no solo respirando, sino despierta. Agradezco mi cuerpo, que ha sido campo de batalla, pero también jardín. Agradezco a esa mujer que fui —herida, confundida, furiosa— porque gracias a ella hoy soy esta versión mía: entera, libre, amorosa, poderosa.

Donde me rompiste… florecí. Donde creí que iba a morir… volví a nacer. Donde había silencio… hoy hay canto. Donde hubo abuso… hoy hay límites y honra.

No soy la misma. Soy más. Soy la mujer que recogió sus pedacitos y se reconstruyó desde el amor. Y por eso, a ti que me lees, te digo: Sí, duele. Sí, cuesta. Pero sí, se puede.

Y cuando llegue ese día en el que te abraces entera, en el que ya no duela mirarte, en el que te sientas digna de todo lo hermoso… entenderás que no eras tú la rota. Era el mundo el que necesitaba tu flor.

Zid Alzauro"